Trastornos Alimentarios
Existe entre nuestros profesionales una larga experiencia en trastornos alimentarios, desde la que recomendamos una intervención conductual individual y familiar. Siempre es recomendable una intervención interdisciplinar, pero en los casos en los que la patología está muy avanzada, se vuelve imprescindible.
Los trastornos alimentarios se caracterizan principalmente por una excesiva preocupación por el peso y la imagen corporal, así como una conducta alterada en la ingesta o relación disfuncional con la alimentación. Pero no debemos olvidar que son mucho más que eso. Existen asociados numerosos elementos como sintomatología ansiosa y depresiva, miedo, perfeccionismo, excesiva autoexigencia y rigidez, descontrol, inseguridad, disforia, baja autoestima, etc…
El carácter peligroso de estos trastornos es que tiene un desarrollo paulatino y progresivo que puede comenzar con una dieta, y no se manifiesta en un período corto de tiempo. Cuando se hace visible, en muchas ocasiones, el trastorno ya está cronificado, y a pesar de ser detectado en personas jóvenes, ya resultan ser veteranas del trastorno. Es por ello que la detección prematura puede ser determinante.
Afecta tanto a jóvenes como a mayores, mujeres y hombres, aunque bien es cierto que el grupo más afectado son las mujeres jóvenes, adolescentes en una gran mayoría. Sin embargo, últimamente se da incluso en niños/as, y es debido en gran medida al ambiente social y los medios, donde se propaga el culto a una «delgadez patológica». A parte de este y otros factores sociales y culturales, también los hay genéticos y psicológicos. Todos ellos son predisponentes, desencadenantes y mantenedores.
Los tipos de Trastornos Alimentarios que abordamos son:
Anorexia Nerviosa.
Bulimia Nerviosa.
Trastorno de Atracones.
Obesidad: respecto a esta enfermedad consistente en un exceso de grasa, debemos especificar que, hoy en día, no es contemplada como una enfermedad catalogada dentro del grupo de trastornos alimentarios. Sin embargo, sí se describe como un problema complejo, crónico, no transmisible y de origen multi-causal. Catalogado, por tanto, como una afección merecedora de atención clínica. Y es innegable que existen muchos factores comunes entre obesidad y trastornos alimentarios, en su etiología, sintomatología, prevención e intervención. No hay duda de que las emociones, la preocupación por la comida, el peso, la imagen corporal, intentos no saludables de control, todo este tipo de cosas, contribuyen a la obesidad. Todo esto convierte a la intervención psicológica para este problema también en imprescindible.