Crisis de valores
Parece ser que la conducta de los seres humanos está regida por la genética y las circunstancias en las que crecemos y vivimos.
Sin embargo, algunos dicen que también lo está por la responsabilidad personal, la conciencia, la capacidad de discernir entre el bien y el mal, y que esto, es responsabilidad de cada cual. Pero entonces ¿de dónde sale esa responsabilidad personal, de dónde proviene?
Habremos de decir que es cosa de la genética o de las circunstancias que uno vive, o seguramente, de la combinación de ambas. Por tanto, la genética y las circunstancias, serían las que condicionarían la ética, los prejuicios, las creencias, los conocimientos, la educación, inteligencia, etc., y también otros valores, y sinceramente, no creo que anduviésemos muy descaminados.
Por otro lado, se dice que los valores, son los condicionantes positivos que rigen el comportamiento humano. Sin embargo, es muy probable que sea en la jerarquización de los valores que nos rigen, donde esté la explicación de tanto despropósito.
Por ejemplo, la belleza, el dinero, el poder, etc., son valores y para nada negativos.
No hay nada malo en ser guapo, el jefe o el presidente, o en tener mucho dinero, todo dependerá del uso que de ello hagamos.
Si el principal valor que nos rige es el dinero, tenerlo y obtenerlo, y el valor solidaridad, generosidad, bondad, están más abajo en nuestra escala de valores, es muy probable que respondamos antes a la tendencia a conseguirlo que a la de ser solidario, puesto que ese valor, el dinero y poseerlo, regirá nuestra conducta supeditando a él los otros valores, como pueden ser la generosidad, la solidaridad o la bondad, por ejemplo.
Sin embargo, si el valor que nos rige es la solidaridad, es decir está por encima, arriba, es muy probable que el valor dinero y el tener poder, estarán supeditados a él, al valor solidaridad. Antes seremos solidarios que acumuladores de riqueza, o utilizaremos la riqueza para ser solidarios.
Por ello, podemos afirmar que nuestra sociedad, el mundo en general, está en una grave crisis de valores, no tanto por ellos, por los valores, como por su jerarquía.
En el mundo actual parece ser más importante para muchas personas, demasiadas, diría, tener muchos seguidores en las redes, que ser bondadoso, ser guapo que generoso, deslumbrante que amable, tener poder que ser justo, ser capaz que humilde, tener mucho dinero que ser solidario, etc.
Habrá quien al leerme dirá, pues sí, yo prefiero tener muchos seguidores en redes, tener una buena imagen, despertar admiración, tener poder, estar capacitado y tener mucha pasta.
Es muy normal que así sea, es el resultado de una educación, influencia mediática, intereses creados, experiencia…, que nos han llevado a creer que la felicidad (seguramente el valor más importante), solamente será alcanzable satisfaciendo esos valores, aunque es por ello, por lo que así está el mundo y así nos va.
Realmente, ser bondadoso, generoso, amable, justo, humilde, solidario, etc., suena a trasnochado, casi cursi y hemos dejado de sentir el bienestar que deparan al dejar de practicarlas.
Sin embargo, cuando nos regimos por los primeros valores arriba destacados (dinero, poder, belleza, seguidores, etc.), como prioritarios, nos cargamos el planeta, se produce miseria, enfermedad, caos, injusticia, guerra, desorden, desequilibrio de la naturaleza, explotación indiscriminada de bosques, ríos y mares, contaminación, destrucción, opresión, injusticia, etc., y sobre todo daño personal.
Vemos también que, entre los jóvenes, adolescentes e incluso niños, hoy en día, y con el uso de las redes sociales y de la comunicación por estos medios entre ellos, valores como la imagen, o determinados comportamientos sexuales, como la dominación, el abuso, el sometimiento, etc., cobran tal dimensión, tanta importancia, que viendo que su realidad personal puede ser mejorada, transformada, embellecida, con tales aplicaciones informáticas, al principio como una especie de juego, acaban por alcanzar tal relevancia e identidad, que la realidad personal acaba resultando vergonzosa para ellos en muchos casos. Frecuentemente esto los lleva al aislamiento, a la inseguridad, a problemas de autoestima, de agresión, de ansiedad, de conducta alimentaria, etc., y en muchos casos, demasiados, aunque fueran pocos, que no lo son, al suicidio.
Pero ¿cómo sería un mundo en el que por encima de todos los otros valores estuvieran la solidaridad, el amor, la honestidad, el perdón, la consideración, la generosidad, la amabilidad, el respeto, la responsabilidad, la compasión, la empatía, la tolerancia, la libertad, etc.?
Un mundo regido con la inteligencia, el poder, el dinero…, al servicio de otros valores como son la humanidad, la sensibilidad, el amor, etc., puede ayudarnos, servirnos, incluso favorecer un desarrollo armónico de nuestra especie, embelleciendo, e incluso mejorándolo todo y sobre todo haciéndonos felices.
Pero un mundo regido por el egoísmo, la fortaleza para someter, el poder, el dominio, el dinero, la venganza, etc., como principales valores, solo conduce a la guerra, a la destrucción, a la extinción.
Vemos a nuestra sociedad, entre ellos especialmente a muchos de nuestros niños y jóvenes, interesados y muy dados, a lucirse, por tanto, a hacerse fotos espectaculares, bien por el lugar, la belleza, lo insólito, extraordinario, bello o deseable, espectacular, apetitoso, o, en una palabra, envidiable. Tiene excesiva importancia destacar, el yo más o mejor, y esto no ocurre solamente en jóvenes.
Lo malo de esto, está en que para el que lo pone en las redes, como para el que lo ve, resulta que se convierte en objetivo alcanzable, en muchos casos real sin serlo, obviamente, también en deseable, en algo normal, ya que, dada su frecuencia, esas circunstancias, cosas, y condiciones, en realidad extraordinarias, acaban convertidas en aparentemente normales, en fácilmente alcanzables, aunque para nada los son para una gran mayoría. Esto, en la sexualidad, como consecuencia del porno infantil, problema de gran envergadura que vamos a padecer, en muchos casos ya lo padecen, también provoca una concepción aberrante y absolutamente alienada de la sexualidad humana.
Sin embargo, ser guapo, rico, viajar mucho, tener esto o lo otro, visitar sitios sofisticados, hoteles increíbles, y también determinadas conductas sexuales (muchas de ellas reprochables, despreciables, perversas, dañinas, etc.) que son privilegio, o aberración e interés de unos pocos, acabamos convirtiéndolas en algo muy deseable, alcanzable e incluso normal. Pero insisto, lo malo de esto, es que con las herramientas que nos dan las redes sociales, y la informática con sus aplicaciones, empieza a ser muy fácil aparentar, fingir, también difamar, crear falsas noticias, e incluso crear las condiciones, circunstancias para llevar a cabo conductas aberrantes y dañinas para otros seres humanos. Pero no nos desviemos de lo esencial que aquí conviene resaltar, expresar, que no es otra cosa que, al final, convertimos en normal lo extraordinario y las mentes en desarrollo, inmaduras y/o sin conocimiento, tal vez no sean capaces de percibirlo como extraordinario, pues podrían ser víctimas de su propia conducta o fingimiento, creyendo que en realidad eso es lo normal, y por tanto, pueden llegar a sentirse cutres o débiles en su normal realidad o absolutamente licenciosos para conductas anormales.
Cuando una persona, un joven, por ejemplo, toma como modelo asequible, alcanzable, algo que no lo es, es evidente que llegará el momento en que experimentará la frustración, pero si además le añadimos que ha conseguido aparentar que lo conseguía, pues en redes, sus fotos, vídeos, etc., hacían parecer que lo conseguía, todo ello ayudado por las aplicaciones que le permiten aparentar una belleza, recursos, condiciones, etc., que no tiene, su complicación será cada vez mayor ante el temor de ser descubierto en su mentira, lo que probablemente le acarreará un aislamiento e inseguridad personal como poco, y como mucho, en más casos de lo deseable, a la ejecución de actos atroces e incluso, como resaltábamos más arriba, al suicidio.
En otros casos, por ejemplo, en lo referido a la sexualidad, ¿qué alternativas tiene, según los modelos porno que le llegan, son el ser un animal o concebirse como un incapaz? Horrendo el panorama. Pero, en fin, el tema de la sexualidad merece una reflexión independiente.
Realmente el gran drama que tenemos estriba en que lo que somos capaces de imaginar, fabricar, aparentar, es decir, en muchos casos, el mundo virtual está poquito a poco desplazando al mundo real, a la vivencia del contacto físico que siempre hasta ahora ha vivido la humanidad y ese desplazamiento nos aísla, nos distancia de nuestros congéneres y por ende empiezan a ser más importantes las máquinas, es decir los ordenadores, los móviles y las aplicaciones que no nos lo permiten, que, casi, las personas que nos rodean.
No tengo nada en contra del desarrollo informático, es esencial. Creo que sin él no habría salvación, sin embargo, quiero decir que, en este periodo de transición, espero estar equivocado, el precio puede ser, está siendo muy alto por la ingente cantidad de personas que se confunden y como mínimo se estropean.
Los valores, y sobre todo su jerarquía, se pueden confundir y la infelicidad así, está garantizada.
Sé que hay mucha gente en el mundo que está utilizando estos recursos informáticos para educar en una jerarquía adecuada de valores. Sin embargo, la preocupación es muy grande cuando uno piensa que la publicidad, el sistema económico basado en el consumo, incluso innecesario, que los intereses de muchos políticos también, son obtener el poder superando con creces a los humanitarios o sociales, que son los verdaderos intereses que habría que esperarse de ellos y por ende de la política, nos encontramos con que no es así, que son valores como el poder, el dinero, la imagen, la fama, el ser el mejor, destacar, la belleza aparente, etc., los que mueven mayoritariamente a la sociedad.
Cómo nuestros niños, nuestros jóvenes, van a pensar en socorrer, ayudar, mejorar las condiciones de otro ser humano, si en los modelos que tienen lo que ven son el que el otro lo hace mal, que hay que apartarlo, que lo importante es que yo te gobierne, te dirija, que yo poseo la verdad, que yo tengo la solución, que yo soy más listo, yo soy mejor…, etc., etc. Esto es lo que todo el rato nos transmite incluso los partidos políticos que votamos y nos gobiernan, en España y en el resto del mundo democrático. Donde hay dictaduras, da igual que sean de izquierdas o de derechas, probablemente es peor y la miseria aún mayor.
Miguel Ángel Ruiz González – Psicólogo BI00253